lunes, 10 de septiembre de 2018

UNA QUIMERA IMPOSIBLE


M. Rajoy, Catalunya y una quimera imposible.

Starring

M. RAJOY

Special guests:

Jaume Matas
Ignacio González
Francisco Granados
Luis Bárcenas
Familia Pujol-Ferrusola
Alfonso Rus
Pedro Sánchez
Albert Rivera
Rita Barberá
Fèlix Millet
Jordi Montull
Ana Mato
Rodrigo Rato
José M. Soria
Pedro A. Sánchez 

CORBATAS
















Nunca me he puesto una corbata ni creo que vaya a hacerlo.
Simplemente me parece un complemento estético ridículo, que en mi opinión, poco o nada aporta a la indumentaria (generalmente masculina).

Un trozo de tela anudado al cuello de la camisa, que sin embargo para muchas personas sigue siendo un status-symbol, tal como se empezó a entender durante la revolución francesa, después de haber sido introducida en el país galo por los mercenarios croatas que acudieron a apoyar al Cardenal Richelieu y Luis XIII en la segunda mitad del siglo XVII.

En muchos ambientes y para gran parte de la población, aporta distinción, elegancia, estatus... pero creo que sobre todo confiere “credibilidad” a quien la porta, como si el mero hecho de anudarse un lazo bajo el cuello de la camisa, le hiciese a uno acreedor de unos determinados valores.

Una corbata hace aparentar seriedad, fiabilidad, seguridad...para vender algo (agentes comerciales) , para convencerte de algo (banqueros, políticos), o simplemente para mostrar duelo, respeto o elegancia.

Basta con hacer la prueba y acudir a un establecimiento comercial, a una reunión profesional o a casi cualquier tipo de evento con y sin ella y comprobar como el comportamiento de muchas personas hacia uno cambia radicalmente en función de si vestimos simplemente con una camisa, un polo, o una camiseta o llevamos el cuello apretujado con el lacito... Instantáneamente pasamos de ser tú a usted, de ser vistos como uno más a que nos traten como alguien importante.

Sin embargo, cada vez es más común ver a personas que tradicionalmente han llevado corbata señalados como corruptos, estafadores, embaucadores, farsantes o meros ladrones, por lo que cabe preguntarse si realmente este complemento textil tan usado desde hace casi 500 años, mantiene vigencia como símbolo de estatus, elegancia, seriedad, fiabilidad o respeto. Recientemente leía una tira cómica en un periódico en el que se veía a un par de paisanos sentados en un banco público que se preocupaban y alertaban mutuamente al ver caminar hacia ellos a dos hombres perfectamente trajeados, pensando en que podrían ser gente peligrosa, ladrones, o personas de las que no se podían fiar.

Lo dicho, nunca he llevado corbata (ni en Carnaval) ni voy a hacerlo. Mi credibilidad, el respeto hacia los demás, la seguridad en mi mismo o mi seriedad no dependen de un trozo de tela anudado a mi pescuezo, que dicho sea de paso debe resultar agobiante y estresante.


Photo By Kartingman (http://www.lopezgarci.com) [CC BY-SA 4.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0)], via Wikimedia Commons

sábado, 8 de septiembre de 2018

SIENDO PREVISOR...



En el edificio en el que vivo se está llevando a cabo la sustitución del antiguo ascensor por uno nuevo. La decisión de acometer esta reforma se tomó en una esperpéntica reunión de los propietarios con un representante de la empresa administradora de fincas, en la que de una u otra manera fuimos coaccionados para que se encargase de dicha obra, determinada empresa ¨líder” en el sector, aunque objetivamente no fuese la mejor de las ofertas (desde el principio fue prácticamente la única propuesta a considerar). En dicha junta vecinal fui testigo del aborregamiento del resto de propietarios, que sin apenas ofrecer resistencia, acataron la propuesta del administrador de fincas y el presidente de la comunidad, aún cuando era evidente la connivencia de ambos con la empresa instaladora. Comprendí rápidamente que, cual muestra representativa de la sociedad, los vecinos actuaban movidos por el desconocimiento y siendo víctimas de la manipulación informativa del administrador de fincas y el presidente de la comunidad, que no cejaban en su empeño por sembrar el miedo y las dudas ante cualquier otra propuesta que no fuese la de dicha ¨empresa líder en el sector¨. Y digo que cual muestra representativa de la sociedad, ya que esa acción manipuladora está presente en nuestras vidas cotidianamente a través de los medios de comunicación, partidos y cargos políticos, redes sociales, etc...

Pero lo que en verdad me preocupa es que la reforma está a punto de terminar y pronto estrenaremos ascensor después de varios retrasos en la obra, que nos han mantenido durante buena parte del verano subiendo y bajando escaleras.

Siendo previsor y conociendo las costumbres caninas, es probable que mi perro Ricky, decida marcar con la típica meadita, el territorio de ese nuevo espacio vecinal que representa el ascensor.

Siendo previsor, cuando ese momento llegue, saldré de casa aprovisionado de una buena cantidad de papel de cocina, una bayeta o lo que sea necesario para limpiar el chorrito de orina, en caso de que no consiga evitar que Ricky acabe llevando a cabo su instintiva acción, que simplemente pretende proteger su territorio o mostrar su miedo e inseguridad.

Siendo previsor, cabe la posibilidad de que algún vecino sea testigo de tal comportamiento del chucho, tan natural por otra parte.

Siendo previsor, puede ocurrir que ese vecino se moleste enormemente porque el bueno de Ricky rocíe con su pis parte del suelo o alguna de las paredes de la cabina del nuevo y flamante elevador. Y aunque todo pueda relativizarse, puedo llegar a entenderlo.

Lo que realmente me cuesta entender es como ese vecino, se puede enfurecer por una pequeña micción canina, pero sin embargo acepta de buen gusto que otro vecino (el presidente de la comunidad) y un par de empresas (administrador de fincas y empresa instaladora de ascensores) se rían de él en su cara y acaben imponiéndole una reforma con unos costes y unas condiciones de financiación abusivas, basándose en supuestas ventajas, desconfianzas hacia la competencia y tergiversaciones.